Durante los últimos cinco años, los países de Centroamérica han incrementado sus inversiones, tanto públicas como privadas con el fin de atraer más navieras a la región, y con ello más comercio y crecimiento económico. Gracias a su ubicación geográfica, clara ventaja competitiva, esta región cuenta con acceso a dos océanos, siendo la principal vía de comercio del continente americano. A través de los océanos de este istmo, se transporta aproximadamente el 80% de la mercadería.
El país que cuenta con un desarrollo logístico más visible en dicha región es Panamá, seguido por Guatemala y luego por Costa Rica. En el año 2018, el Banco Mundial posicionó a Panamá en el puesto 41 a nivel mundial, de acuerdo al Índice de Desempeño Logístico, además, es el segundo en América Latina y el Caribe. Dentro de los aspectos evaluados para definir dicho índice, se encuentran: infraestructura, aduanas, competencia de los servicios logísticos, seguimiento y rastreo, entre otros.
La llegada de la Industria 4.0 ha obligado a estos países a incrementar sus inversiones en mejora de infraestructura, incorporación de nuevas tecnologías y atracción de más navieras; esto con el objetivo de lograr un mejor desempeño en las funciones de carga y descarga de buques en los puertos, ser más competitivos en cuanto a las tarifas y mantener una comunicación estable entre todos los actores de la cadena logística.
Sin embargo, a pesar de que varios puertos en Centroamérica han logrado un desempeño aceptable en sus funciones, aún existen muchos desafíos que deben enfrentar para garantizar un resultado eficiente en sus procesos. Algunos de estos retos están relacionados con la articulación entre actores, la organización de la comunidad portuaria, la relación con la ciudad y la unión aduanera de la región. Este último es tal vez uno de los principales puntos a considerar, pues las aduanas han tomado un papel fiscalizador con un propósito especial en cobrar impuestos, relegando a últimas instancias la facilitación del comercio. Es importante que este ente actúe eficientemente desarrollando propuestas enfocadas a mejorar sus procesos, permitiendo minimizar costos y tiempo en trámites, permitiendo a las empresas lograr mayores beneficios de sus transacciones comerciales.
Por otra parte, los países ubicados en Centroamérica, se han convertido últimamente en socios estratégicos del mercado norteamericano, pues gracias a su cercanía geográfica, su similitud horaria, su excelente conectividad aérea y marítima y su fuerza laboral altamente calificada, muchas de las operaciones de las empresas estadounidenses se han relocalizado en estos países, haciendo uso del nearshoring. En este tema, el país de la región que lleva el liderazgo es costa Rica, pues es el que ha logrado captar un mayor flujo de inversión extranjera directa con la relocalización de tres empresas en el país.
Sin embargo, varios expertos han recomendado que la región se venda cómo una sola, teniendo en cuenta las necesidades del inversionista o de la empresa interesada, unificando esfuerzos en presentar las cadenas de valor con las que cuenta Centroamérica, aprovechando el CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América) y las zonas francas que poseen estos países.
Para lograr este posicionamiento, es necesario que los gobiernos estatales revisen los obstáculos para el comercio que aún prevalecen en la región. Hay que promover las inversiones y se deben eliminar las políticas burocráticas que disminuyen la eficacia de los procesos de internacionalización, se debe permitir que éstos se puedan agilizar de manera electrónica. Además, hay que fortalecer los marcos regulatorios con el fin de brindar mayor seguridad jurídica a los inversionistas.