Con la globalización, muchos países han trasladado sus operaciones de producción a otros mercados en busca de alternativas que les permitan minimizar costos para ser más competitivos. No sólo las empresas de países desarrollados han optado por descentralizar sus procesos, cada vez más, empresas de países en desarrollo buscan acelerar los procesos de subcontratación de fabricación en otros países, con costos de mano de obra y servicios públicos más bajos. Esta nueva realidad ha permitido que la cadena logística se fragmentara, de manera tal que las empresas puedan ser más eficientes, pues concentran todos sus esfuerzos en la realización de su actividad principal, y asignan a un tercero especializado el resto de procesos.
Principalmente, existen dos modelos de externalización: el Offshoring y el Nearshoring.
El Offshoring, puede definirse como la transacción que realizan las empresas al trasladar procesos a terceros ubicados en otros países, por lo general lejanos, diferentes al de origen; buscando con esto reducir costos. Algunos de los procesos, que son a menudo más trasladados, son los de tecnología y los de manufactura. Mientras que el Nearshoring, es la prestación de dichos servicios desde países cercanos al país de origen de la empresa que contrata.
Actualmente, las empresas mayormente receptoras de procesos mediante el offshoring, están ubicadas en países como China e India. Sin embargo, factores como el incremento en los costos de mano de obra, los riesgos de seguridad y propiedad intelectual, la falta de mejor infraestructura legal y regulatoria, las diferencias de horario, cultura e idioma; han hecho que la tercerización de los servicios en estos mercados no sea tan rentable como se esperaba.
Debido a esto, otros países en desarrollo cercanos a países desarrollados han adquirido más fuerza en poder ofrecer sus servicios.
Latinoamérica se ha convertido en un foco para algunos países desarrollados. Gracias a su cercanía con Estados Unidos, países como México, Guatemala, El Salvador, Panamá y Colombia tienen grandes oportunidades. Al igual que, por ejemplo, para Alemania, la tercerización de sus servicios en un país cercano como Polonia.
La similitud en horarios, los grandes avances que éstas economías han tenido en materia de tecnología, logística y mano de obra, son solo algunas ventajas que grandes mercados como el estadounidense o el alemán, pueden aprovechar mediante el modelo de nearshoring.
Estos nuevos modelos de externalización han brindado grandes beneficios a los países en desarrollo, sin embargo, se ha evidenciado que el nearshoring ofrece mejores ventajas competitivas, pues incluye una menor brecha cultural, de idioma y distancia. Además, existe una similitud en la normatividad laboral y mercantil, y menor riesgo en cuanto a la propiedad intelectual.
Otras ventajas visibles del nearshoring son los tiempos de entrega, menores costos de envío y minimización de problemas en la cadena de suministros; esto debido a las localizaciones cercanas. También, este modelo permite tener mayor control sobre los procesos de producción, pues admite una comunicación más rápida.
Una vez la empresa haya decidido tercerizar algunos de sus procesos, es necesario que revise cuál de estas opciones de externalización es la más adecuada. Para ellos es importante que se revisen las ventajas y desventajas de cada una, y cual se acomoda más al tipo de proceso que se va a trasladar a otro país.
Tan pronto se tome esta decisión, se deben revisar muy bien las opciones con el fin de contratar a una empresa que garantice un servicio de calidad, que minimice riesgos derivados del outsourcing y que apoye en el cumplimiento de los objetivos planteados.